Un leve
descenso en el consumo de televisión por parte de los usuarios británicos
induce a la reflexión sobre el imparable incremento del consumo de vídeos
online desde diferentes plataformas. Anunciantes, marcas y agencias quieren
estar a la altura de las demandas del público.
En los últimos meses,
debido especialmente al evento IAB Engage celebrado
recientemente en Londres, he estado pensando en la industria de la publicidad
en vídeo en los diferentes mercados, comparando cada lado del Atlántico, más
específicamente en el contexto de Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. Existen
claras diferencias en cada mercado, pero también existen importantes
similitudes. Si bien es cierto que los niveles de convergencia,
la distribución de modelos multi-pantalla y la disponibilidad de los datos
varían en cada mercado, también hay una verdad universal común
para todos los mercados: los
usuarios están devorando contenidos en diferentes pantallas y, tanto los anunciantes como las
agencias de medios, están luchando por averiguar cómo llegar a los consumidores
en este fragmentado escenario. Es un mundo complejo, sin importar el
continente.
Desde
una perspectiva global, sabemos que el primer país en adoptar una tecnología,
modelo de negocio o estrategia de compra tiene el plazo de ejecución más largo,
mientras que el segundo o tercero mercado en adoptarlo se tiene que mover mucho
más rápido. Históricamente, la adopción de las estrategias
de vídeo digitales, en general, se han movido desde Estados Unidos, a los
países de EMEA y,
de ahí, a las regiones APAC. Pero ahora, cuando la publicidad en vídeo ha
madurado un poco, estamos viendo como la innovación crece desde todas las
regiones. Esto son buenas noticias, pues a nivel global, la innovación de un
mercado en particular beneficia a todos los demás.
Es
cierto que llevamos años viendo esta tendencia. Los
conceptos de la convergencia de contenido y la fragmentación no son nuevos.
Pero ahora se puede ver un sentimiento de urgencia por parte de los
anunciantes, empresas y agencias de medios de responder a estos cambios. Una
urgencia de actuar y de hacerlo ya. Puede que sea porque las estadísticas y las
tendencias son demasiado grandes para ignorarlas o puede que el impacto
empresarial actual de la convergencia se esté notando. Puede, incluso, que sea
una combinación de ambos factores. Ahora mismo, estamos en un contexto en el
que de media una familia inglesa tiene
conectados 7.4 dispositivos. También en el Reino Unido se ha
visto, por segundo año consecutivo, un ligero descenso en el
consumo total de visionado de televisión en una televisión propiamente dicha.
Mientras, en el otro lado del mundo, las tendencias son igual de
significativas. Según un estudio de Videology,
realizado junto a Marketing Magazine, en Canadá el 75% de los
canadienses y el 93% de los Millennials son ahora espectadores diarios
de vídeo online. Esta es una tendencia que, por cierto, se
refleja a nivel global mientras que el visionado de vídeos en otros
dispositivos continúa escalando.
En cualquier caso,
esto no implica que el visionado de la televisión tradicional vaya a
desaparecer. A pesar de pequeños descensos, la televisión todavía consigue la
mayoría de las visualizaciones, pero la fragmentación es una realidad en
aumento como los espectadores desperdigados en diferentes pantallas.
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